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A BUEN MALENTENDEDOR…

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El otro día estaba en un ascensor con una chica guapa y la cosa se complicó. Cuando estás en un ascensor con una chica guapa, ella sabe perfectamente lo que estás pensando. Pero nosotros no, claro. Ella me dijo «¿subes?» y yo le dije «si», acto seguido subí y me metí en su casa.

Para no entrar en más detalles me limitaré a decir que la velada acabó antes de empezar cuando ella llamó a la policía, al parecer era la típica pregunta de ascensor y no una propuesta en firme.

Los malentendidos, accidentales o no, forman y formarán parte de nuestra historia hasta el momento en el que dejemos de existir. Y estoy seguro de que cuando eso ocurra, la especie que nos sustituya como especie dominante también sufrirá estas desavenencias.

Como decía, hay dos tipos de malentendidos: aquellos involuntarios que por lo general suele causar contratiempos a uno o los dos interlocutores, y otra variante más difícil de identificar como son los malentendidos asistidos, situaciones en las que uno de los implicados pone de su parte para «malentender» con algún propósito.

«—Me gustaría invitarte a cenar.

—soy lesbiana

—¿y no cenais?»

Una persona con malas intenciones puede resultar un problema, pero un mal entendedor de la primera categoría citada que tarda en entender puede resultar un auténtico incordio.

“—Una forma de ser feliz es ignorar a la gente estúpida…

—Buena frase, ¿de quién es?

—hacer como si no existiesen

—Ya, ¿de quién es la frase?

—y vivir.“

Aunque la gente corta de entendederas dan para un libro, no son los únicos posibles culpables de que el sentido de una conversación se vaya a pique. Muchas veces los malentendidos ayudan a los interlocutores a confundir aún más al pobre receptor, como en un interrogatorio de las películas:

«POLI MALO: Te vamos a meter en el puto trullo, ¿entiendes?

POLI BUENO: Te he hecho un suéter»

Y es que es muy fácil culpar a las víctimas, pero algunos que se creen muy finos con su prosa no hacen más que liarnos aun más. Con lo fácil que es hablar claro…

«—Quisiera manifestar el  descontento y frustración que me produce este giro tan poco afortunado que han tomado las circunstancias.

—¿Qué?

—¡QUE ME CAGO LA PUTA!»

Prestemos especial cuidado a ciertas afirmaciones, nunca se sabe quien puede oírlas. La experiencia dicta que cuando más bruta es una persona, mayor es su tendencia a tomarse los comentarios al pie de la letra, y viceversa…

«—¿No queríais que os enterraran juntos?

—Sí.

—Pues entonces no gritéis.»

No nos despistemos: cualquier cosa puede malentenderse excepto la razón de que mi novia llame a mis amigos mis amigotes y a mis amigas mis amiguitas.

Claro que las conversaciones orales no son las únicas en las que nuestra comprensión puede peligrar; uno no tiene mas que deslizarse las bolsas de la compra desde la mano hacia mitad del antebrazo con objeto de tener la mano libre y pagar a la cajera, para perder todo atisbo de virilidad para el que le observa.

Si a eso añadimos la deliciosa costumbre que tienen las cajeras de devolverte las monedas del cambio SOBRE EL TICKET DE COMPRA haciendo que éstas cobren vida, pues ya tenemos la coreografía perfecta para el cabaret. Después de todo la comunicación visual es tanto o más importante que la verbal.

La comunicación gráfica también es un torbellino  de confusión. No hay más que intentar seguir unos fáciles y sencillos planos para verte dentro de su vórtice de caos:

“—Mira cariño, ya he montado la cama de IKEA.

—Era un armario.

—Vaya.“

Aprovechando la coyuntura cabe destacar un par de puntos interesantes que cualquier cliente del IKEA podría encontrar de ayuda:

1: Desconfía de cualquier cuñado que afirme que los planos de la tienda sueca no tienen secretos para él porque si que los tienen. Los tienen para el, para ti, y para todos.

YO también dije «trae, que tu no sabes» y al final tampoco supe.

2: Los de IKEA venden barato, pero NO regalan. Si al terminar de construir tu estantería Sprügengar de 19’95 te sobran piezas, no es porque éstas vengan de repuesto. Repite la operación y no dejes de hacerlo hasta que no sobre ninguna pieza. No pongas nada frágil encima de las baldas hasta entonces.

Yo también caigo a menudo en los malentendidos (¿alguien lleva la cuenta de las veces que he escrito esta palabra?), aunque a veces mi estado de ánimo tenga la culpa. Como una vez que unos niños me dijeron «¿nos pasa la pelota señor?»

¿Señor? ¡Que sólo tengo 31 años! En fin, son niños, alguien va a tener que enseñarle a esos mocosos cómo tratar a la gente, pero no seré yo. Me tomé la ofensa con filosofía, y me fui sorprendentemente tranquilo después de colarles la pelota en un cuarto piso.

No quiero irme de vuestra pantalla sin recomendaros que no abuseis de la técnica de asentir sonrientes cuando no habeis entendido a alguien, con la esperanza que lo que no entendisteis no fuera una pregunta. Pues de ser así la sensación de ridículo es considerablemente mayor que preguntar «¿eh?» por segunda vez.

Tampoco abuseis de vuestros conocimientos de idiomas extrangeros:

Tal es mi nivel de inglés que acabo de pedir dos cervezas en un pub de Londres y ahora no sé cómo voy a meter a los dos osos en el avión.

                (Visto en Facebook)

OFF TOPIC

Una vez más o agradezco humildemente vuestro interés en mi Blog. Y me pongo en contacto con vosotros con una idea bajo el brazo.

Varios amigos me han recomendado temas sobre los que hablar. Cosa que agradezco por partida doble. A parte de por lo obvio, porque con ello me muestra su interés en mis pedradas.

Dichos consejos me han llevado a pensar que sería una buena idea brindaros la posibilidad de proponerme temas para nuevas entradas: si odias a tu jefe y quieres que haga un bestiario a ver si le encuentras a él en el catálogo (con eso no te vas a librar de el, pero conocer la enfermedad es el primer paso para tratarla), necesitas consolarte sabiendo que no eres el único al que sus vecinos despiertan o algún otro tema,  por favor no dejes de proponérselo al que suscribe comentando esta o cualquiera de las entradas 

Un abrazo

Twitter=@cansinoroyal

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8 comentarios en “A BUEN MALENTENDEDOR…

  1. Martes de cuento dijo:

    😀 😀 😀 😀 ¡Me parto! Tendré que comprarme una libretita de notas para ir apuntando cosas: la del «Una forma de ser feliz es ignorar a la gente estúpida…, la del oso, la de «Trae que tú no entiendes…» ¡Qué bueno!

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