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CONDUCIR III los parkings

Acabo de salir andando de un parking y me han convalidado primero de Camino de Santiago. Y es por eso que, mientras andaba, me ha dado por escribir sobre los conductores dentro de los parkings y de sus virtudes, como lo habilidosos que son esquivando peatones distraídos con el móvil.

«El teléfono móvil es un peligro al volante. Por eso siempre conduzco yo.«

Los parking son del todo necesarios en nuestra sociedad. Ya en mi anterior entrada sobre conducir (que puedes leer pulsando AQUÍ) hablé de lo difícil que es encontrar aparcamiento. Así pues, veamos un par de ejemplos de los habitantes de un parking.

«Odio encontrar un buen aparcamiento y no tener el coche a mano»
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EL CONDUCTOR CULEBRILLA (Dhalsim)

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Son aquellos sobre todo aquellas que tienen cierta dificultad a la hora de acercar el coche a la barrera y dejarlo a una distancia cómoda para retirar o introducir la tarjeta. Y es que no eres consciente de la longitud de tu brazo hasta que tienes que entrar o salir de un parking.

Los hay que se ven obligados a abrir la puerta y quitarse el cinturón, los hay que ya tienen un palo para selfies acondicionado a tales efectos y luego están mis preferidos: que son esos héroes que no se amedrentan por la distancia, y lejos de abrir puertas y quitar cinturones, estiran el tren superior con un esfuerzo sobrehumano para llegar hasta la caja de registro mientras alguien les sujeta desde dentro del coche como si corriese peligro de caer al vacío. Algunos se han estirado tanto que han obtenido la convalidación de primero y segundo de la escuela  del Circo del Sol.

Quizá no se complicaría tanto la cosa de no ser por la manía  que tienen algunos y algunas insisto, sobretodo algunas de conducir tan pegados al volante.

La gente así no sólo me lleva a preguntarme cómo pueden conducir así, si no también cómo logran entrar y salir del coche. Me los imagino usando un calzador y mucha vaselina todas las mañanas.

YONKIES DE LA CELULOSA

Se trata de esos conductores que una vez retirado el ticket de aparcamiento, se lo ponen en la boca hasta aparcar completamente su vehículo. Esto es lo que hace la mayoría, pero se han dado casos de gente que olvida que la tiene ahí y luego los ves dando vueltas por en centro comercial con un trampolín para ratones en la cara.

ESCAPISTAS
Son personas, mayormente señores, porque las mujeres nunca tienen calor. Que saben perfectamente que van a entrar en un área (por ejemplo un centro comercial) en la que saben que va a hacer más calor que el que ellos traen de la calle. Pero la inteligencia solo les llega a pensar en ello y no en esperar a aparcar para quitarse el abrigo, así que lo hacen sobre la marcha con una serie de movimientos espasmódicos que requieren ciertos conocimientos de Yoga y Zumba, además de un cierto  multitasking, pues no olvidemos que también están buscando hueco. Todo ello aún con el cinturón de seguridad puesto.

Ver esta escena puede llegar a ser algo hermoso. Como ver a una mariposa salir de su capullo para desplegar las alas.

Como yo tampoco voy muy sobrado de inteligencia, también lo hago. Y una vez lo hice tan rápido que cuando termine me sorprendieron un par de golpes en la ventanilla; era Houdinni, quería ofrecerme trabajo de escapista.

Nada más lejos de mis intenciones el defender este tipo de negligencias al volante. Prácticas como ésta o la de tomar medicamentos conduciendo son muy peligrosas, sobretodo si se trata de supositorios.

BUSCADORES
No hace falta decir mucho más. Una persona (aquí si que no se salva ningún sexo) dando vueltas por el parking con la llave en uns mano y la tarjeta en la otra, ¿o quizá en la boca? Ocasionalmente llevan a una persona del sexo opuesto tras ellos, normalmente cargada de bolsas.  El nivel de fruncimiento de su ceño nos puede dar una aproximación del tiempo que llevan buscando su utilitario.

Él sabe que ha olvidado la ubicación de su coche, su pareja también lo sabe, nosotros también lo sabemos. Pero él aún tiene la adorable esperanza de que nadie se entere. Su pareja le pregunta a propósito del tema después de la segunda planta que recorren y él responde con orgullosos monosílabos al tiempo que oprime una y otra vez el botón de la llave rogando que su coche se apiade de él y salga de su escondite.

La tarjeta empieza a humedecerse en la comisura de los labios. Él la ha desterrado a esa esquina de su boca con la esperanza de que los nervios no vuelvan a hacer que la muerda, pues el papel comienza ya a presentar ciertos agujeros que nada tienen que ver con los del cajero del parking.

Lamentablemente no veremos el final de esta historia, pues nosotros también tenemos cosas que hacer. Es muy posible que la razón por la que no hay bancos ni asientos en los parkings sea para que la gente no se arremoline en ellos a reírse de los pobres Buscadores.

Ah…  amigo Buscador, estés donde estés, espero que hayas encontrado lo que buscabas antes de que tu pareja te haya dejado, el tiempo de pasar la tarjeta por la barrera haya expirado o esta misma se haya deshecho entre tus nerviosas babas.

PEQUINESES
Un Pequinés es un conductor que, al igual que los perros de esta raza, que son capaces de ladrarle con osadía a un Pastor Alemán en cuya boca cabrían con holgura, no son conscientes del tamaño que tienen (en este caso sus coches). Y tienen la curiosa manía de ocupar más plazas que las que necesitan, con el consiguiente perjuicio general.
Suele ser gente mayor, que se desliza por los pasillos del aparcamiento con celeridad nula buscando sitio para su Mini del 66.

El «ASS» AL VOLANTE
Son aquellos pilotos de carreras que aprovechan la tierra de nadie que representan los parkings para pasarse las normas de circulación por el forro de los caprichos.

Porque, reconozcámoslo. En un parking las normas no las respeta ni el que las pinta:

Obligatorio a la derecha = a la izquierda pues
Dirección prohibida = porque tú lo digas…
Prohibido aparcar = eso lo veremos
Velocidad máx 20 = JAJAJAJAJA

ELEFANTES EN UNA CRISTALERIA

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Esta variante es simpatiquísima. Sobre todo si estás deseando aparcar porque tienes que ir al servicio y tienes que esperar al que efectúe su décimocuarta maniobra para aparcar.

Al igual que los Pequineses, estos no están para nada al tanto de los límites de la carrocería, pero al menos a estos les importa, aunque carecezcan por completo de sensibilidad para las proporciones, la profundidad y la lógica.

Cuando ves a estos artistas del aparcamiento haciendo su magia no puedes evitar desear haber podido estar presente en su examen de conducir.

PERDIDO
Este pobre conductor lo ha hecho todo bien: ha aparcado a la primera, ha recordado perfectamente dónde había dejado el coche y se ha acordado de pasar antes por el cajero.

Pero hay un problema. Y es que la mayoría de los parkings han sido diseñados por un discípulo de Dédalo. Sobre todo los de los centros comerciales. Estos cretinos arquitectos al parecer nunca se pusieron de acuerdo en sí las señales que conducían a la SALIDA había que ponerlas antes o después de cada desviación o bifurcación. Ello sumado a la tendencia de hacerlos cada vez más grandes puede llegar a poner muy difícil escapar.

“—Llevamos 43 horas en el coche dando vueltas por el parking, ¿Cómo puede un aparcamiento ser tan grande?
—Vamos bien, pregunta a ese señor, ya verás
—Disculpe, ¿sabe dónde está la salida?
—вопросы еще прямо»

Como en todos los bestiarios, se que me dejo muchos especímenes en el tintero. Pero efectuaré las investigaciones competentes la próxima vez que olvide dónde he dejado el coche. 

¿Y vosotros? ¿Qué especímenes podéis aportar a la lista?

Twitter=@cansinoroyal

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10 comentarios en “CONDUCIR III los parkings

  1. Raúl González Aboumedlej dijo:

    Yo reconozco que me pone atravesar plazas de aparcamientos….pues dentro de estos recintos el recorrido más corto entre punto a y b es la línea recta. Muy buena publicación…
    PD: Una vez pude ver a una señora conectar su intermitente para señalizar una maniobra dentro un parking.

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  2. Me ha gustado mucho tu entrada. Yo soy sin duda de las buscadoras. Pierdo el coche con bastante facilidad. En una ocasión hasta busqué en la planta que no era. Llamé a mi marido muy cabreada diciéndole que me iba a casa, que no aparecía el coche y que ya no me quedaban más metros de parking por revisar. Como si llamándolo quedara libre de toda culpa. Después de media hora dando vueltas, se me encendió la bombilla. Cómo me fastidia pertenecer al grupo de los buscadores, pero es así.

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  3. Te has dejado a un especimen que poco a poco va colonizando las plazas de parking. Podríamos llamarlo el conductor (mamón) goloso. Es aquel que aparca justo sobre la línea de separación de dos plazas, con lo que ocupa dos plazas. Suelen ser propietarios de vehículos caros…no vaya a ser que se los rayen al abrir la puerta pero que «casualmente» causan justo el efecto contrario, te dan unas ganas de rayárselos tremendas.

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    • Cierto. Aunque también he visto a mujeres hacer eso con un seat panda. Hay que tener sumo cuidado a la hora de distinguir a un mamón que pretende, de un torpe que no puede, y un gandul que no le apetece maniobrar

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