Hola a todos. La Semana Santa esta a punto de concluir un año más. Y ante tanto ambiente litúrgico-festivo, me he puesto a darle un par de vueltas a una serie de asuntos que atañen a la religión. Lo primero que quiero dejar claro es que esta entrada, aunque refleja mi opinión y actitud ante la religión, no pretende faltar al respeto a nadie.
No obstante, no me sentiré ofendido si lectores potenciales que se reconocen susceptibles de sentirse afectados por mis palabras y los hechos ficticios relatados por estas deciden seguir de largo.
Así pues vamos a ello. Y nada mejor para empezar que dedicar esta entrada a nuestro Salvador. Aquel que se sacrificó para salvar nuestras almas. Va por ti, Son Goku.
De todos es sabido que para Dios hay dos tipos de personas: las que están bautizadas y las que no. Esta es la diferencia más significativa entre entrar al cielo o al infierno. De ahí esa gente que se hace tatuajes con la cara de Jesucristo.
Puede parecer ésta una práctica de devoción, pero yo lo veo más bien como una cuestión práctica: si te tatúas la cara de Jesús en el cuerpo, cuando mueras y vayas a las puertas del cielo y San Pedro te corte el paso puedes decirle «perdona, pero yo ya estaba dentro, sólo he salido a fumar, aquí puedes ver el sello que me pusieron los porteros».
Hablando de morir: En diciembre celebramos que nace Jesús y en abril celebramos que le matan. ¿En qué quedamos? ¿Estamos a favor o en contra de este señor?
A lo que vamos: si sólo existen los bautizados y los no bautizados, ¿en que categoría entro yo, que soy un bautizado que se quiere desbautizar?
La razón de desbautizarme no es otra que mi descontento con Dios, más concretamente con la Iglesia, más concretamente con un cura, más concretamente con su… bueno. Los detalles no son necesarios.
Y eso que yo en su momento quise arreglarlo por vía pacífica. Esta intención me llevo a misa el domingo pasado. Ceremonia que oficiaba el citado sacerdote
Esperé a que el chamán de la tribu ordenase que nos diésemos la paz (darse la paz es el recreo de las misas), me acerque a él, e invadido por el ambiente litúrgico y por el aroma a incienso, pregunté: «Padre: Por qué vuestra costumbre de poner la mano en mí, habiendo como habían tantos sitios para descansar dicha mano yo pregunto»
Y el sacerdote, muy litúrgico también, me contestó: «Por que así lo contempla la palabra de Dios, hijo mío».
¿En serio? ¿ya está? ¿esa era toda la respuesta que tenía? ¿escudarse en el conducto reglamentario? Esa era la contestación que me dio hace años. Y yo la acepté y crecí con los valores de la religión. Pero cuando un vecino mío que es cura le puso clave a su WiFi empecé a replantearme la veracidad de esos valores y me di cuenta de que la Iglesia era una institución como otra cualquiera. Con sus jefes, sus manuales, sus sueldos y sus conductos reglamentarios.
Tú en una empresa no puedes saltarte el conducto reglamentario; así que el jefecillo te dice «esto es así, ordenes del jefazo» y ahí queda, porque tú no puedes ir a pedirle explicaciones al jefazo, y esta premisa ha sido siempre la estratagema que han seguido los jefecillos para hacer lo que les ha venido en gana: citar al de arriba.
La iglesia tiene métodos parecidos, y dada la antigüedad de ésta frente al resto de puestos de trabajo, yo diría que fue la pionera.
Y es que dicen que la Fe es ciega por que si tuviera ojos y viera lo que hemos hecho en su nombre no existiría.
Si nos hubiesen enseñado a creer en nosotros mismos en lugar de en un ser superior, nos hubiéramos ahorrado millones de muertes.
Visto en Twitter
«—¿Qué has aprendido en clase de religión, hijo?
—A pedir perdón después de liarla.
—Muy bien. ¿Y en clase de ética?
—A no liarla»
A mí personalmente me gusta oír las tonterías de la gente, de esta manera yo me siento un poquito menos tonto. Una vez alguien me dijo que J. R. Tolkien, autor de maravillosas obras como El Señor de los Anillos «es posiblemente el primer Friki de la historia, tio. ¿Has visto la cantidad de nombres que se ha inventado escribiendo El Silmarillion?» a lo que yo le respondí «me complace comprobar que no has leído la Biblia».
Una auténtica barbaridad el número de nombres que salen por página en el Libro Sagrado, y algunos un poco… molestos al paladar.
«Y tras el ayuno, subió Aharhel a la montaña, y allí dijo: qué hijos de puta mis padres por el nombre que me han puesto.
Y vio Dios que era cierto.»
Testamento de Eufradesio 13/4
Aunque lo parezca, esta entrada no va contra los feligreses. No estoy en contra de ninguna religión. Pero me veo en la obligación de admitir que si que tengo mis reservas en cuanto a la gestión que los hombres, como individuo y como colectivo, tienden a hacer de esta.
¿soy el único que se pregunta por qué si la constitución define a España como un estado aconfesional, la Semana Santa supone un parón en todo el territorio español?
Pues claro que si. Vosotros sólo queréis la semana santa para iros de puente, en lugar de celebrar el día en que Son Goku se sacrificó por la salvación de la humanidad. Hablando de la Semana Santa: entre la ficcion, las cuerdas, la gente atada y los azotes, no se diferencia mucho de 50 Sombras de Grey ¿no?.
Algunos de vosotros sospechareis que estas son las palabras de un ignorante que se ampara en la libertad de expresión para echarse unas risas y de paso provocarlas a costa de una institución con valores tan hermosos como antiguos y me ofende, ME OFENDE, que esto sólo sea para vosotros una sospecha cuando salta a la vista que son mis únicas intenciones.
Así es, soy un ignorante en temas religiosos. Sin embargo no es algo que me quite el sueño tanto como ignorar dónde esta la llave de paso de agua de mi casa o el comprobante del seguro del coche, virtudes que también me atribuyo.
Como decía, las virtudes de las religiones me suponen un misterio, pues sólo se unos pocos detalles de algunas.
Para mí la religión es un patio de colegio en donde hay una mayoría que se mete con los demás (católicos). Algunos niños reciben golpes y todo tipo de vejaciones de las que nunca se defienden (budistas). Otros procuran huir por todo el patio, pero como éste no es infinito, a veces son alcanzados (judíos), y ni todo el dinero de sus padres pueden librarnos de la crueldad de la Mayoría. Otros se dedican a ir detrás de los demás e intentar convencerles de tonterías propias de su edad (testigos de Jehobá), los días de vacunaciones, casualmente «están malitos» y han de faltar a la escuela. Estos tienen una variante de intercambio (evangelistas), querubines extranjeros con uniforme de colegio privado que suponen motivo de burla para la Mayoría mencionada anteriormente. No hay que olvidar a los que se dedican tirar petardos (musulmanes).
Los sacerdotes de todas y cada una de las religiones no son más que los profesores de guardia en el patio. Que a su vez median con sus diferencias (a ojos de sus feligreses) en el campo de batalla que es la sala de profesores, cuando en realidad se están repartiendo los artículos confiscados a los alumnos.
Como decía, no tengo nada contra ninguna religión. Ni siquiera contra la musulmana, que tanto ha dado que hablar últimamente por razones obvias, pues todas tienen valores a seguir.
El problema es cuando nuestra mano podrida abre la Biblia, el Corán, la Torá , el Necronomicón o la lectura dispositiva que se tercie para cada religión, y coge de ella lo que interesa, para dejar atrás lo que no.
Es ahí cuando se… ¿malinterpreta? ¿tergiversa? No, amigos míos. Malinterpretar, desde mi humilde (y repito: ignorante) punto de vista requiere unas buenas intenciones por parte del que comete el «error». Pero cuando las malas intenciones son innegables, notables y descaradas, tan sólo queda pensar mal.
No voy a entrar en moros y cristianos pues tendría que mirar en Wikipedia extenderme demasiado en esta entrada y yo creo que ya lo estoy haciendo. Simplemente tenemos que saber una cosa: ni todos somos Santos, ni todos Demonios.
No quisiera irme sin añadir que entiendo perfectamente que ciertas personas puedan sentirse incómodas leyendo estas líneas debido a que las mismas puedan ir en contra de sus convicciones. A ellas indicar, que lo que escribo lo escribo con la objetividad que da la subjetividad no limitada y que si tienen a bien comentarlo, estaré encantado de mantener un debate (desde mi ignorancia) con ellos. Pero que el único propósito de esta entrada es la misma que la del Blog entero: entretenerme, entretener y alejar los pensamientos asesinos de mi mente.
Sin más os dejo con este maravilloso video que glosa sobre las virtudes de las procesiones de Semana Santa
Twitter=@cansinoroyal