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SEGURIDAD SOCIAL PARA LOS COCHES YA

Hoy he protagonizado una epopeya de lo más interesante:  He llevado el coche a la revisión preITV.

¿No os parece interesante? Pues los del taller estaban la mar de interesados…

No veo de recibo aprovechar este nexo que nos une para despotricar en contra de la inspecciones de vehículos que el estado, celoso cuidador de nuestra seguridad, ha tenido los cojones de a bien poner en el camino del conductor. No obstante, si que veo de recibo (y más después de haber visto el «recibo» del taller) ahondar un poco en esas maravillosas personas que son los mecánicos.

El gremio de mecánicos, según  dicen, no es en absoluto un gremio bien pagado. Claro que también dicen lo mismo del de veterinario y… Bueno.  Dejémoslo en que los médicos de los animalicos tendrán su merecido en otra entrada.

Yo no digo que los mecánicos sean malas personas, al menos no de nacimiento. Seguramente algunos tuvieron infancia, con padres que les querían y brillantes regalos de Navidad.

Pero el hecho de que entres al taller a preguntar una dirección, y cuando te des la vuelta encuentres  tu coche suspendido a dos metros de altura mientras un señor de manos callosas y ataviado con un mono azul/camuflaje urbano le falta al respeto por debajo mientras mira con ademán de reprobación y te dice «no se si voy a tener esto para hoy», quieras o no le hace flaco favor a su reputación.

Dios me libre de pretender atacar a los mecánicos y a otros trabajadores de pareja alcurnia. No obstante, mas pero aunque sin embargo, me veo en la obligación moral de hacer algo. Y no veo mejor solución que la de pedir, digo más, exigir un seguro que cubra de una vez las necesidades médicas de nuestros vehículos.

Se acabó esperar a cobrar para que atiendan al miembro más importante de la familia. Se acabó el echarnos las manos a la cabeza ante los despiadados números con los que nos atacan los mecánicos. Y se acabó el tener que llevarlos a talleres de dudosa moral y profesionalidad.

«-¿Qué le pasa al coche?

-Tiene estopiñado el coryonador izquierdo.

-¿Seguro que es usted mecánico?

-¡Claro que sí! Mire los almanaques de la pared.

-ah, menos mal. Usted perdone,  es que hay cada uno por ahí… »

Se acabó el que nos reciban de malas maneras.

«-Usted cree que tendrá arreglada mi rueda para mañana?

-Me la trae floja.

-No puede ser,  si le eché aire antes de venir.

-No me ha entendido»

En resumen, un servicio de calidad, rápido y amable. Igualito que el de la Seguridad Social… 

¿No?

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