Lo primero es lo primero, me enorgullece dedicar esta entrada a Raúl, apreciado hermano de sueldo, confeso lector (allá él… ) de mis pedradas mentales, y activo comentarista de las mismas.
Raúl me dijiste que la última entrada te supo a poco por lo corta, pues aquí tienes un pedazo tostón. Más vale que te lo aprendas, pues te lo pienso preguntar
Lo primero que cabe pensar respecto a esta enfermedad moda es qué es vintage y para que sirve.
Lo vintage hace referencia a lo antiguo con pinceladas de elegancia y sirve para dejarse barba sin que a uno lo llamen dejao.
Con el paso del tiempo hemos visto modas de todos los colores. Algunas motivadas por la necesidad, como la de los raperos EEUUdienses con sudaderas XXXXXXL que no responden a otra razón que la de la pobreza, que obligaba a los niños a heredar ropa de hermanos mayores.
La salud y/o la higiene, como la «moda» de los militares de mantener el pelo corto. Hoy en día hay quien piensa que se debe a un intento de desindividualización de la persona para convertirla en parte de un grupo cuando en realidad no es más que una costumbre heredada de los tiempos de la lucha contra los piojos.
Hay tendencias o modas que obedecen a una razón determinada y otras que buscan simplemente huir de lo preestablecido y destacar de alguna manera, otra razón tan válida y lícita como las demás ¿Pero de qué manera? ¿Cómo puede considerarse «moderno» al que lleva el pelo largo, o barba, o pantalones pitillo o camisa de cuadros con una pajarita si ello se llevó hace mucho tiempo?
«nosotros en el siglo XX nos creemos muy degenerados pero estaba todo inventado»
Enrique Pinti (humorista)
Por otro lado, no debemos caer en la euforia de adorar todo lo antiguo, pues algunos elementos de estas tendencias resultan más grotescos que pintorescos.
Veo a chicas ataviadas con vestidos y peinados que van orgullosas de vestir vintage. Y a mi sólo me parece la ropa con la que las encontrarían muertas en una habitación de motel en los años 70.
Me dan la misma tirria que las portadas de los crucigramas, que parecen fotos de chicas desaparecidas cuando Alf era lo más.
LAS GAFAS RAY BAN AVIATOR (todos somos Maverick)
Cuando veo la cantidad de gente que va por ahí con esas gafas me entristece pensar que podría haberme hecho rico si no hubiera tirado todo lo que había en los cajones de mi padre cuando hice limpieza.
Yo por si acaso me guardé tres pequeños botes rojos de linimento fuerte del Tigre, una linterna de petaca, un monedero tubular de tapón a rosca verde chillón con su cordón para el cuello original y un llavero de dos plateados amantes mecánicos que se prestan a su pasión al ir accionando una palanquita. Amén de un calendario en perfecto estado de Naranjito. Este último muy útil si a alguien necesita apuntar alguna tarea en 1982.
Todos estos artículos pueden encontrarse a la venta en mi perfil de Ebay. Por la compra de dos o más te regalo unas perfectas Nike Pegasus Requeteplus prácticamente nuevas, mejor verlas.
Según la Wikipedia (alabada sea) un hipster varón ha de cumplir los siguientes requisitos para pasar la prueba de fuego.
Uno: que no pare ninguno
Perdón eso es de otra entrada.
1. Ser lo más delgado posible.
2. Pantalones de pitillo apretados cual leggins.
3. Barba voluptuosa. Que parezca que te estas comiendo una ahulaga.
4. Camisas a cuadros, a ser posible de franela.
6. Llevar relojes casio inmortal, a ser posible con calculadora.
7. Echarse novias con la sien rapada o en caso contrario rapársela inmediatamente.
8. Gafas de pasta, cuanto más gordas mejor (Si no tienes falta de vista no te preocupes, sigue usándolas que todo llegará).
9. Consumir café y música indy (banda sonora de cuatro películas de Harrison Ford) a partes iguales. Mayormente de grupos como the Empire of the Sun o Arctic Monkeys.
Bien, no se a vosotros, pero yo con la mayoría de los puntos de esta lista acabo de descubrir que el que me pide el carro para quedarse con el euro en el Lidl es un puro Hipster. A partir de ahora lo miraré con respeto en vez de intentar atropellarlo sin mostrar dolo en mi empeño.
Entiendo que mis palabras puedan provocar que el lector piense que no me gusta lo vintage ni la tendencia HIPSTER. Pero nada más lejos de mi intención. Aunque no pueda poner la mano en el fuego porque los hipsters no sean de meter los dedos en los enchufes, muestro ciertas afinidades con esta cultura y no me avergüenza ponerlo de manifiesto. Quizás incluso me sienta más atraído que la mayoría por sus encantos.
El fenómeno de lo pseudo antiguo, si bien aun no ha terminado de cuajar entre la sociedad, es a mi juicio, una rica fuente de valores, como son el de aprovechar lo que en su momento nadie quiso, amén de una fuente de misterios, sin más el otro día estuve viendo fotos mías de cuando era un níveo querubín y me pregunté cómo habría hecho mi madre para aplicar, en aquella época tan tecnológicamente desangelada, a las imágenes ese filtro vintage.