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LA BIBLIA HIPSTER: Tomo Primero. Los 10 Mandamientos Hipster

Tomo primero del Testamento
De San Benancio. Patrón de las descargas que en gloria esté.

Por los siglos de los siglos esté en gloria San Benancio. Pues él nos trajo la buena nueva digital cuando tuvo a bien contratar ADSL 12 megas a 29’95 (impuestos indirectos no incluidos) y dejar su router abierto. La palabra del WiFi (Wi-Fi para los ebreos) llegó a nosotros gracias a él en una época oscura en la que los Hipsters, celosos devotos del WiFi, sólo podían acceder a su palabra a través de almas caritativas como Starbucks, tiendas Apple y esa gente que tiene por contraseña «1234567».

Porque el WiFi es Dios, y Benancio es su profeta.

Dos tablets trajo San Benancio del Monte de Jazztel. En ellas estaban escritos, en PDF a doble espacio y en fuente Times New Román, los Diez Mandamientos del Hipster.

1. Adorarás al WiFi por encima de todas las cosas.
2. No robarás WiFi.
3. Honrarás a tu padre y a tu madre, pues de él son las Ray Ban Aviator del 83 que llevas, y de ella la diadema de plástico que regalaste a tu novia Hipster de sien rapada.
4. No tomarás el Café en vano.
5. No matarás, salvo a quien critique la música Indie .
6. No te afeitarás.
7. No dejarás que la batería del iPhone baje del 10%.
8. Te aferrarás a la tecnología y los gadgets mientras te empeñas en vestir como alguien que los rechaza.
9. Buscarás en Google el significado de la palabra «mainstream»
10. Usarás la palabra «mainstream» al menos diecisiete veces al día.

Oremos todos, cantemos el Salmo de San Benancio:

«San Benancio, San Benancio
De la Palabra portador
Gloria al Salvador San Benancio
Generoso benefactor

En un archivo con su nombre
Los Mandamientos compartirá
Descargalos con Utorrent
Descomprímerlos con Win Rar»

San Benancio tope guay
San Benancio es tope Hipster
San Benancio es darle Like
San Benancio es suscribirse.»

Aquí termina el Tomo Primero del Testamento de San Benancio. La paz sea con vosotros, colocaos la pajarita, rebobinad las cintas y no dejéis enfriar el Café

Amen

Twitter=@cansinoroyal

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UN TAL MURPHY Y LA MADRE QUE LO PARIÓ

Para los que no conozcan las Leyes de Murphy, basta con decir que era un poco pesimista, pues su máxima era «si algo puede salir mal, saldrá mal»

«Si algo puede salir mal, saldrá mal; si algo puede salir mal en el gobierno, saldrá mal por triplicado, sellado y con fotocopia compulsada».

Murphy es como el típico cuñado que te dice por dónde no tenías que haber pasado justo después de pinchar la rueda. Solo que Murphy encima acompaña el comentario con una de sus leyes, y tú te sientes aún más estúpido por que «mira que no conocer mis leyes…».

Una de sus famosas afirmaciones es aquella que glosa sobre la absoluta certeza de que si una tostada se te cae, la cara que toque el suelo será la de la mermelada. Visto con perspectiva esto es una ventaja. Yo soy muy indeciso, y nunca se por qué cara de la tostada untar la mermelada. Gracias a esta frase tan solo tengo que tirar la tostada al suelo para salir de dudas.

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Si la ley de Murphy fuera española, la tostada caería por el lado que dijeran los bancos.

De todas maneras no debemos echar la culpa a Robocop de todas las desgracias de la vida. ¿Qué otras posibles causas hay?

El KARMA

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Se escribe karma, y se pronuncia «Jódete por cabrón». A mi el karma me recuerda a cuando eramos pequeños y nos llovía una hostia. Ante aquel sobresalto (y escozor)  mirábamos a nuestra madre en muda búsqueda de una explicación y ella, por toda respuesta a nuestra pregunta no pronunciada esgrimía un afilado «tú sabes por qué».

Si que lo sabíamos. Y es que amigos: no llaméis karma a las cosas que os pasan por gilipollas.

Descartada la venganza del universo, busquemos otra posible fuente de desventuras.

EL DESTINO

¿Existe un patrón urdido por una entidad superior e incomprensible para nuestra vida y la de todos? Y de existir, ¿Tiene éste la culpa de que las cosas nos salgan mal?

No soy muy ducho en temas esotéricos. De hecho siempre he pensado que al destino hay que darle un empujoncito si quieres que salga como «está escrito». Pero en estos temas cabría plantearse en dónde reside el destino, si es que existe. ¿Se encuentra quizá en el horóscopo? La idea de que mi vida este regida por el mes en el que he nacido me parece ante todo curiosa.

«Querido Tauro, no te preocupes, tu novia no hizo nada malo en aquella fiesta…  Ah, que eres piscis. Lo siento, no te había reconocido con esos cuernos»

Tal día como otro cualquiera me levanté temprano, me lavé la cara, y después de mi intento matutino de hacer el moonwalk, leí el horóscopo de Virgo. En realidad soy Cáncer, pero siempre leo también el de Virgo porque me interesa mucho este signo y porque de pequeño me pegaban más por encima de la espalda que por debajo. Esto es así, o te arriesgas a que tu hijo te denuncie por acoso sexual o te arriesgas a tener un hijo tonto perdío como yo.

En fin, la predicción semanal de este signo rezaba:

«Querido Virgo, conocerás a una persona muy especial. Antes de terminar el día serás asesinado por ella»

Bien, después de leer aquello, lo primero que pensé fue que semejantes palabras se me antojaban demasiado inexactas para suponer el porvenir de todos los Virgo. Pero tal y como dije antes, al destino hay que darle un empujoncito, así que no me lo pensé más y bajé a la calle con un cuchillo a cargarme a todos los Virgo que encontrase.

En serio ahora, a mi cuando una chica me pregunta qué horóscopo soy ya juzgo que no vale la pena seguir conociéndonos.

«—Soy Geminis con ascendente a Escorpio, ¿Y tú?

—Déjate de horóscopos y vamos a jugar al ajedrez

—Vale pero esta vez barajo yo, que no me fío.»

Entonces, si el destino no tiene nada que ver, ¿qué otra cosa nutre la obra de este señor?

LA MALA SUERTE

Esa fuerza devastadora que, aunque muchos que se llaman a sí mismos sensatos reniegan de su existencia, es posiblemente el único pilar estable en dónde este genial cenizo de cenizos se apoyaba para proclamar su lema.
La mala suerte está ahí, y cualquiera que lo niegue o bien miente, o bien se miente a sí mismo, en cualquier caso es un mentiroso: matémosle. 

Pero… ¿qué es la mala suerte?

Mala suerte es que la gente se haga un tatuaje en «un día de borrachera» y a mí, que lo tengo totalmente claro, me hagan esperar un mes.

Mala suerte es sentarte en el inodoro con la puerta del baño abierta y oír como se abre la de la calle acompañada de las voces de amigos de tu pareja.

Mala suerte es decir «me voy que llego tarde», llegar media hora antes, y tener que esperar porque la persona con la que has quedado si que «llega tarde».

Mala suerte es formar parte de la familia de Liam Neeson en Venganza.

Mala suerte es saltar al vacío y pillarlo lleno.

Mala suerte es ir a ver un eclipse y que vaya la luna y se ponga en medio.

Mala suerte es meterte a cura y que te viole un niño.

Mala suerte es estar con la ouija, que te salga un espíritu argentino y acabar con esguince de muñeca.

«—L-U-K-E-Y-O-S-O-Y-T-U P-A-D-R-E

—Con la ouija no es lo mismo, Constantino

—Y-A… »

Eso es mala suerte y lo demás es no haber estudiado. Porque también vemos mala suerte donde no la hay. O si la hay pensamos que no merecemos tal cantidad de la misma ¿Creéis que 7 años de mala suerte son muchos por haber roto un espejo? Probad a romper un preservativo.

Bueno a estas alturas ha quedado claro y diáfano que la mala suerte está ahí,  y que nuestro amigo lleva algo de razón el de Super Detective en Holywood lleva a algo de razón. Una vez aclarado esto, ¿qué podemos hacer contra ella?

Para evitar estos mecanismos fatales de la vida hay una serie de trucos supersticiosos. Ah, la superstición. Qué habría sido de muchos de nosotros sin ella. Cuánto deben los fabricantes de bebidas alcohólicas a la frases «brindar con agua da mala suerte».

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Yo no soy supersticioso. Tan sólo evito vestir de amarillo, cruzarme con gatos negros, pasar por debajo de una escalera, comer sin rezar o empezar a salir con una chica sin sacrificar antes un par de pollos, desnudo a la luz de un par de velas negras, lo típico.

Como decía, no creo en las supersticiones, pero por si acaso, mejor comparte este Blog con 3476286 amigos o tu WhatsApp pasará  a ser de pago. Yo ya lo he hecho y puedo demostrar que funciona. No me han cobrado ni un duro.

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CREENCIAS, RELIGIONES, Y OTRAS COSAS QUE ME TOCAN LOS…

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Hola a todos. La Semana Santa esta a punto de concluir un año más. Y ante tanto ambiente litúrgico-festivo, me he puesto a darle un par de vueltas a una serie de asuntos que atañen a la religión. Lo primero que quiero dejar claro es que esta entrada, aunque refleja mi opinión y actitud ante la religión, no pretende faltar al respeto a nadie.

No obstante, no me sentiré ofendido si lectores potenciales que se reconocen susceptibles de sentirse afectados por mis palabras y los hechos ficticios relatados por estas deciden seguir de largo.

Así pues vamos a ello. Y nada mejor para empezar que dedicar esta entrada a nuestro Salvador. Aquel que se sacrificó para salvar nuestras almas. Va por ti, Son Goku.

De todos es sabido que para Dios hay dos tipos de personas: las que están bautizadas y las que no. Esta es la diferencia más significativa entre entrar al cielo o al infierno. De ahí esa gente que se hace tatuajes con la cara de Jesucristo.

Puede parecer ésta una práctica de devoción, pero yo lo veo más bien como una cuestión práctica: si te tatúas la cara de Jesús en el cuerpo, cuando mueras y vayas a las puertas del cielo y San Pedro te corte el paso puedes decirle «perdona, pero yo ya estaba dentro, sólo he salido a fumar, aquí puedes ver el sello que me pusieron los porteros».

Hablando de morir: En diciembre celebramos que nace Jesús y en abril celebramos que le matan. ¿En qué quedamos? ¿Estamos a favor o en contra de este señor?

A lo que vamos: si sólo existen los bautizados y los no bautizados, ¿en que categoría entro yo, que soy un bautizado que se quiere desbautizar?

La razón de desbautizarme no es otra que mi descontento con Dios, más concretamente con la Iglesia, más concretamente con un cura, más concretamente con su…  bueno. Los detalles no son necesarios.

Y eso que yo en su momento quise arreglarlo por vía pacífica. Esta intención me llevo a misa el domingo pasado. Ceremonia que oficiaba el citado sacerdote

Esperé a que el chamán de la tribu ordenase que nos diésemos la paz (darse la paz es el recreo de las misas), me acerque a él, e invadido por el ambiente litúrgico y por el aroma a incienso, pregunté: «Padre: Por qué vuestra costumbre de poner la mano en mí, habiendo como habían tantos sitios para descansar dicha mano yo pregunto»

Y el sacerdote, muy litúrgico también, me contestó: «Por que así lo contempla la palabra de Dios, hijo mío».

¿En serio? ¿ya está? ¿esa era toda la respuesta que tenía? ¿escudarse en el conducto reglamentario? Esa era la contestación que me dio hace años. Y yo la acepté y crecí con los valores de la religión. Pero cuando un vecino mío que es cura le puso clave a su WiFi empecé a replantearme la veracidad de esos valores y me di cuenta de que la Iglesia era una institución como otra cualquiera. Con sus jefes, sus manuales, sus sueldos y sus conductos reglamentarios.

Tú en una empresa no puedes saltarte el conducto reglamentario; así que el jefecillo te dice «esto es así, ordenes del jefazo» y ahí queda, porque tú no puedes ir a pedirle explicaciones al jefazo, y esta premisa ha sido siempre la estratagema que han seguido los jefecillos para hacer lo que les ha venido en gana: citar al de arriba.

La iglesia tiene métodos parecidos, y dada la antigüedad de ésta frente al resto de puestos de trabajo, yo diría que fue la pionera.

Y es que dicen que la Fe es ciega por que si tuviera ojos y viera lo que hemos hecho en su nombre no existiría.

Si nos hubiesen enseñado a creer en nosotros mismos en lugar de en un ser superior, nos hubiéramos ahorrado millones de muertes.

                         Visto en Twitter

«—¿Qué has aprendido en clase de religión, hijo?
—A pedir perdón después de liarla.
—Muy bien. ¿Y en clase de ética?
—A no liarla»

A mí personalmente me gusta oír las tonterías de la gente, de esta manera yo me siento un poquito menos tonto. Una vez alguien me dijo que J. R. Tolkien, autor de maravillosas obras como El Señor de los Anillos «es posiblemente el primer Friki de la historia, tio. ¿Has visto la cantidad de nombres que se ha inventado escribiendo El Silmarillion?» a lo que yo le respondí «me complace comprobar que no has leído la Biblia».

Una auténtica barbaridad el número de nombres que salen por página en el Libro Sagrado, y algunos un poco… molestos al paladar.

«Y tras el ayuno, subió Aharhel a la montaña, y allí dijo: qué hijos de puta mis padres por el nombre que me han puesto.
Y vio Dios que era cierto.»

  Testamento de Eufradesio 13/4

Aunque lo parezca, esta entrada no va contra los feligreses. No estoy en contra de ninguna religión. Pero me veo en la obligación de admitir que si que tengo mis reservas en cuanto a la gestión que los hombres, como individuo y como colectivo, tienden a hacer de esta.

¿soy el único que se pregunta por qué si la constitución define a España como un estado aconfesional, la Semana Santa supone un parón en todo el territorio español?

Pues claro que si. Vosotros sólo queréis la semana santa para iros de puente, en lugar de celebrar el día en que Son Goku se sacrificó por la salvación de la humanidad. Hablando de la Semana Santa: entre la ficcion, las cuerdas, la gente atada y los azotes, no se diferencia mucho de 50 Sombras de Grey ¿no?.

Algunos de vosotros sospechareis que estas son las palabras de un ignorante que se ampara en la libertad de expresión para echarse unas risas y de paso provocarlas a costa de una institución con valores tan hermosos como antiguos y me ofende, ME OFENDE, que esto sólo sea para vosotros una sospecha cuando salta a la vista que son mis únicas intenciones.

Así es, soy un ignorante en temas religiosos. Sin embargo no es algo que me quite el sueño tanto como ignorar dónde esta la llave de paso de agua de mi casa o el comprobante del seguro del coche, virtudes que también me atribuyo.

Como decía, las virtudes de las religiones me suponen un misterio, pues sólo se unos pocos detalles de algunas.

Para mí la religión es un patio de colegio en donde hay una mayoría que se mete con los demás (católicos). Algunos niños reciben golpes y todo tipo de vejaciones de las que nunca se defienden (budistas). Otros procuran huir por todo el patio, pero como éste no es infinito, a veces son alcanzados (judíos), y ni todo el dinero de sus padres pueden librarnos de la crueldad de la Mayoría. Otros se dedican a ir detrás de los demás e intentar convencerles de tonterías propias de su edad (testigos de Jehobá), los días de vacunaciones, casualmente «están malitos» y han de faltar a la escuela. Estos tienen una variante de intercambio (evangelistas), querubines extranjeros con uniforme de colegio privado que suponen motivo de burla para la Mayoría mencionada anteriormente. No hay que olvidar a los que se dedican tirar petardos (musulmanes).

Los sacerdotes de todas y cada una de las religiones no son más que los profesores de guardia en el patio. Que a su vez median  con sus diferencias (a ojos de sus feligreses) en el campo de batalla que es la sala de profesores, cuando en realidad se están repartiendo los artículos confiscados a los alumnos.

Como decía, no tengo nada contra ninguna religión. Ni siquiera contra la musulmana, que tanto ha dado que hablar últimamente por razones obvias, pues todas tienen valores a seguir.

El problema es cuando nuestra mano podrida abre la Biblia, el Corán, la Torá , el Necronomicón o la lectura dispositiva que se tercie para cada religión, y coge de ella lo que interesa, para dejar atrás lo que no.

Es ahí cuando se… ¿malinterpreta? ¿tergiversa? No, amigos míos. Malinterpretar, desde mi humilde (y repito: ignorante) punto de vista requiere unas buenas intenciones por parte del que comete el «error». Pero cuando las malas intenciones son innegables, notables y descaradas, tan sólo queda pensar mal.

No voy a entrar en moros y cristianos pues tendría que mirar en Wikipedia extenderme demasiado en esta entrada y yo creo que ya lo estoy haciendo. Simplemente tenemos que saber una cosa: ni todos somos Santos, ni todos Demonios.

No quisiera irme sin añadir que entiendo perfectamente que ciertas personas puedan sentirse incómodas leyendo estas líneas debido a que las mismas puedan ir en contra de sus convicciones. A ellas indicar, que lo que escribo lo escribo con la objetividad que da la subjetividad no limitada y que si tienen a bien comentarlo, estaré encantado de mantener un debate (desde mi ignorancia) con ellos. Pero que el único propósito de esta entrada es la misma que la del Blog entero: entretenerme, entretener y alejar los pensamientos asesinos de mi mente.

Sin más os dejo con este maravilloso video que glosa sobre las virtudes de las procesiones de Semana Santa

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ROMERIAS

Se acabó el verano.  Y con él se va la panza de burro (que no estaría mal que aunque sea por un año se cogiera las vacaciones a la vez que yo), se acabaron los calores, los apartamentos, y si, las romerías.

Así somos nosotros.  España: posiblemente el único país en donde si un día de fiesta cae un sábado,  nos tomamos el siguiente lunes de puente.  Spain is a shit different.

Antiguamente, allá por los 90, las romerías consistían básicamente en la celebración  del cumpleaños  de la virgen de turno, la que hacía que los vecinos del pueblo se lanzaran a la calle vestidos con trajes típicos, tocaran instrumentos típicos.  Y bebieran como si no hubiese mañana (típico).

Tales costumbres (las de las romerías) adquirieron tal popularidad que había gente de otros pueblos que se desplazaban al enclave anteriormente mencionado para rendir culto a la deidad, y de paso a chupar  un poco de típico.

Grandes y pequeños cantaban y reían al son de guitarras, timples, rascaderas, y demás  instrumentos que ellos mismos tenían a bien sacar a la calle y compartir esas canciones con las que crecieron. Si con eso no fuera suficiente, se presentaba la oportunidad de observar la infinidad de convinaciones de vestimenta histórica con la que los participantes tenían a bien teñir de alegres colores la velada.

El problema ocurrió cuando cierto chaval con el pelo de punta, futuro dudoso y subido en sus Búfalo, mientras se abrochaba  los últimos botones laterales de las perneras de su chandal REFLEX Adidas frente a la estantería de la sección de bebidas alcohólicas del supermercado, se dirigió a un clon suyo que andaba por allí:

«-Sevensuí, ¿cuanto vale la botella de Cartadioro?

-ocho euros y pico

-¿y un traje típico?

-yo que seeee… ¿cuarenta?

-¡chacho! Eso sooooon… (54 segundos de silencio después) …cinco botellas no? »

Ese pensamiento fatídico dió al traste con la indumentaria típica de estas celebraciones.  Atrás quedaron los pantalones de tergal, los fajines encarnaos, los chalecos de oveja, el famoso sombrero o cachorro, y por supuesto los zapatos de cuero negro.

Las fiestas de antaño en la que conocidos y por conocer disfrutaban de un ambiente tranquilo y agradable en el que rememoraban costumbres y celebraban  encuentros  con música en las calles se convirtieron en excusa para beber en dichas vías, donde jóvenes perfectamente caracterizados con indumentaria típica como unas Reebok,  un chaleco y un pantalón vaquero («O Bermudas ya veremos comostaer día ‘ite?«) se pasean por el pueblo bebiendo y buscando con quien meterse.  Eso sí,  siempre en honor a la virgen de lo que sea. Ya en Cuarto Milenio se discutió el impactante caso de uno de estos especímenes que fue SOLO a una verbena. Increíble.

Y es que las fiestas de pueblo ya no están hechas para disfrutar sino para sobrevivir. Yo por si acaso me he comprado un cachorro con gafas de visión nocturna, un chaleco ovejero con funda de pistola, un fajín de Kevlar y un timple con mira telescópica. 

A ver si a así puedo beber a gusto mientras  los demás comparten toda esa mierda anteriormente mencionada. Y de paso evito que el Yerober,  el Jeremai o el Kevin de turno me ataque por la espalda porque la longitud de mis patillas le ha ofendido sobremanera (típico)

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