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¿CÓMO SE APROVECHA UN DOMINGO?

Domingo por la tarde. Llevas toda la semana sin librar, echando más horas que un reloj en tu trabajo para llevar los garbanzos a tu casa y sin pisar ésta mas que para dormir. Y no hasta las tantas que digamos.

Pero todo eso da igual, porque ha llegado el día. El momento tan merecido y deseado por tu persona de disfrutar de ese embriagador derecho que es el de tocarte el níspero lo que queda  del mejor día de la semana…

…na mierda pa ti.

Que por lo visto tu pareja quiere salir dice. ¡En domingo! Que por lo visto es el único día que libras y no es plan de malgastarlo (¡¿malgastarlo?!) en casa viendo la tele en lugar de aprovechar el domingo.

¿Cómo se aprovecha un domingo?

Digo más: ¿Qué majadería es esa de que los domingos hay que aprovecharlos? ¿Soy el único que opina que aprovechar un domingo y disfrutarlo son dos conceptos del todo incompatibles?

Un domingo no se disfruta aprovechándolo, se disfruta observando cómo se escapa entre las agujas del reloj como la brisa del alba se escapa entre las hojas llevándose consigo el rocío de la noche mientras preside el nacimiento de un nuevo día. O sea touching your balls.

Ya lo dice la biblia:

Quienes reproduzcan, plagien, o comuniquen públicamente la totalidad o parte de la película sin autorización expresa de su titular,  incurrirán en un delito tipificado en el artículo…

No espera así no era. ¿Cómo era? Ah, ya se.

Al séptimo día descansó.

Para una cosa interesante que dice la biblia y nos la pasamos por el arco del triunfo…

Pero tú eso no puedes decírselo a tu pareja. Que por lo visto está aburrida de la vida. No se qué les pasa a las parejas que enseguida se aburren de todo.

«-en serio nene,  siempre hacemos lo mismo. Contigo no hay manera de no caer en la rutina. No te veo ninguna iniciativa, no sugieres hacer cosas nuevas y todos los fines de semana hacemos lo mism…

-¡pero si estamos escalando la cara helada del Everest con dos sherpas como tu querías!

-¿ves? Ya me has arruinado la vuelta al mundo. ¿contento? Si es que ya sabía yo que… »

Me pregunto qué tiene de malo la rutina; qué problema puede haber con saber qué va a ser de ti mañana, pasado, o el próximo domingo.

Además. Un domingo no hay nada que debas hacer, ni un solo compromiso ineludible, que se encuentre más allá del umbral de tu puerta.  Las tiendas están cerradas, las carreteras están llenas de hijos de puta domingueros que a aparcar en un arcén, poner una mesa en la cuneta y sacar los Tupper de comida lo llaman ir al campo, «a la aventura», dicen.

La playa está tan llena que a no ser que tengas pensado echarte el coche al hombro cuando llegues al aparcamiento te esperan una media de 40 minutos de desesperación e impotencia. Y si con el coche hay poca suerte con la sombrilla habrá menos: podrás considerarte afortunado si no tienes que clavarla en el pecho de alguien para encontrarle un sitio.

En resumen, como en casa, en ningún sitio. Ese sofá de sky, esa alfombra barata, cosa normal, yo compro una alfombra de pelo original, hecha por la inestimable paciencia y maestría de unos monjes tibetanos que hacen los nudos con los pies a 3800 metros de altura y que vale un pastón para qué. ¿para que me la pises? Te reviento.

Tu casa debe ser tu castillo, tu remanso de paz, ese escondite al que los monstruos no pueden seguirte. Pero tu pareja no opina así. Eso es para el resto de los días de la semana. El domingo tu pareja ve la casa como una prisión en donde el día del señor coincide con el día en que a ella y (por lo visto) a ti, os dan el tercer grado y podéis escapar de sus fauces.

Lo mejor es que tu media naranja,  en lo mas profundo de su fuero interno es consciente de la incuestionable verdad que tú esgrimes contra sus estúpidos argumentos: ninguno de los dos tenéis ni pajolera idea de qué hacer. Mira el siguiente ejemplo y contesta con sinceridad si te ves o no identificad@ (me encantan las arrobas,  casi tanto como los bestiarios)

«-¡vamos a salir cari vamos a salir cari vamos a salir cari!

-vaaaale

-¡vístete cari vístete cari vístete cari!

-vooooy

-¡al coche cari al coche cari al coche cari!

-Vale, ya estamos en el coche. ¿A dónde vamos?

-…

-…

-¿A dónde te apetece ir cari?

-…

-¿cari?»

Pero tranquiiiiilos que no hay mal que cien años dure.

Independientemente de por dónde os llevéis arrastrando durante horas, el cerebro de tu pareja parece que pilla algo de WiFi y se baja la última actualización de sentido común. Es entonces cuando ella misma se percata de lo estupido y valadí de vuestras andanzas y decide volver a casa.

Así que aquí estamos. A las 10 y media de la noche de un domingo delante de la tele, recién duchaicos y escribiendo esta mierda mientras Iker Jiménez nos mira desde la tele con cara comprensiva mientras sus labios dicen sin hablar… «lo sé, y te comprendo».

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